Este colosal instrumento, en el que han trabajado unos 5.000 físicos e ingenieros desde hace más de una década, es el mayor proyecto científico de los últimos años. Con él se intentarán develar los misterios del inicio del universo, hace 13.700 millones de años.
El Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), el mayor acelerador de partículas del mundo, empezó a funcionar el miércoles en la frontera franco-suiza con la misión de dar respuesta a las preguntas más complejas sobre la naturaleza del Universo. Las colisiones de protones que se provocarán en el interior del LHC producirán brevemente una temperatura 100.000 veces superior a la del Sol y deberían permitir detectar partículas elementales que no se han podido observar hasta hoy, entre ellas el bosón de Higgs, última pieza de la teoría del "Modelo Estándar" que daría su masa a todas la otras. Las altísimas energías aplicadas permitirán recrear durante una fracción de segundo el estado del universo durante la primera cienmilésima de segundo tras el Big Bang, es decir el nacimiento del Universo hace 13.700 millones de años. Las colisiones podrían crear asimismo pequeños agujeros negros que los científicos del LHC aseguran que no comportarán ningún peligro debido a su efímera presencia. Rumores que circulaban por Internet desataron la preocupación por la posibilidad de que éstos absorviesen toda la materia a su alrededor, provocando el fin del mundo.
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